MARITZA BARRETO

miércoles, mayo 01, 2019

ROMA
de Alfonso Cuarón
Méjico

¡Qué película! Con qué delicadeza narra las cosas más tremendas. La matanza de los estudiantes, Corpus, 71. Igualmente sangrienta y antidemocrática como la de septiembre 68, Méjico, ya narrada por Bolaño en "Los detectives Salvajes" y en "Amuleto".
Aquí aparece el feroz episodio que enlaza la preparación de los paramilitares "Halcones", disimulada tras el aspecto místico de las artes marciales, con lo tanático del abandono cruel y el desentendimiento de la paternidad, representado en un hombre vil: Fermín.
El abandono de ambas mujeres: la patrona y la empleada, cada una en su condición socioeconómica y cultural, pero igualmente perjudicadas por la irresponsabilidad de sus parejas, obliga a la patrona a decir "Estamos solas. Digan lo que digan, estamos solas". La soledad para enfrentar el abandono y la falta de apoyo, las hace hermanas; aun en sus diferencias socioeconómicas y culturales.
En una sola toma, el director nos habla de lo ilusorio en cuanto al amor y al desengaño. En un segundo plano se celebra un casamiento, mientras, en toma de primer plano, las dos mujeres y los niños, que ya conocen el sabor amargo del desengaño amoroso, se sirven un dulce helado. Una condensación, en términos de Psicoanálisis.
La figura del padre ausente en un contexto histórico, como tema de fondo. Muy bien logrado. Así como el tema del duelo y la cura a través de la palabra.
La película es un poema en cuanto a imágenes y contenido, además de la excelente actuación y dirección. Muy bien ambientada, con la elegancia y sencillez del blanco y negro. El arte de presentar el horror y lo complejo, como algo común y cotidiano.
Tremenda película. Altamente recomendable.

Maritza